29 mayo 2014

Tan tú

Me saludas tras la ventanilla y me acerco a ti, sin quererlo se me acelera el corazón. Te miro y me dices que los otoños sin mi saben más amargos y que los inviernos son imposibles sin mi voz. Prometí no caer más, que ya había sido suficiente, pero sólo con tenerte cerca se estremecen mis entrañas. Abro la puerta y me siento a tu lado. Los rayos de sol chocan contra mis Ray-Ban. Y me empieza a dar miedo estar ahí contigo. Me he puesto roja, lo sé, siempre me pasa cuando me miras así, descaradamente. Te miro y me regalas un guiño. Respirar empieza a ser difícil. Me cuentas esto y aquello, lo que has hecho estos últimos meses, que la universidad es un coñazo, y hasta las tías con las que te has acostado. Como siempre, todo tan tú. "Dime algo" susurras acercándote un poco a mi. Me pongo nerviosa pero saco fuerzas para preguntarte dónde vamos. No contestas.
Aparcas y rodeas el coche abriéndome la puerta. Siempre tan caballero. Sacas tu mejor palo y empiezas la jugada. Me coges de la mano y empiezas a correr. Te sigo. Paras en seco y choco contigo. Me coges por la cintura y nuestra respiración acelerada se mezcla con el sonido de las olas chocando contra las rocas. Y me besas. La historia se repite. Te has vuelto a dejar caer por aquí...otra vez.

No hay comentarios:

Publicar un comentario